Una pequeña mañana me desperté y me dije:
''oye, hoy estás un poco absurdo''
A lo que respondí:
''buenos días, querido alter ego''
En lo que venía un tercero que decía:
''Hoy es un buen día para morir''
Encaré el espejo y descubrí a un cuarto que me devolvía una mirada lujuriosa de lasciva frialdad.
¡A desayunar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario